Este servicio se constituye como el primer contacto con la Asociación y el funcionamiento de la misma. Se escucha y se orienta a los demandantes hacia los servicios que necesitan o se derivan a servicios externos.
En situaciones de violencia familiar, se toman las medidas adecuadas de colaboración y coordinación con la red de servicios puestos a disposición por la Administración o por la propia Asociación.
Todas aquellas personas que se dirigen a la asociación y que tras pasar por el servicio de acogida o asistencia primaria, plantean cuestiones o problemas de tipo jurídico, son remitidas a este servicio, en el que se intenta dar respuesta a todas las dudas que puedan plantarse a lo largo de un proceso de ruptura matrimonial y de pareja, así como problemas que puedan surgir posteriormente en relación a diversos contenidos (custodia de los hijos, visitas del progenitor no custodio, relaciones padre-hijos, abuelos-nietos, pensión de alimentos, pensión compensatoria, liquidación de gananciales, uso de la vivienda familiar,…).
Se procura la comunicación y acuerdo entre las partes a fin de evitar procedimientos contenciosos largos y costosos. Se asesora de los derechos y obligaciones que se derivan de una ruptura de pareja, y otras crisis familiares, evitando manipulaciones sobre los menores y abusos de derecho entre las partes en conflicto.
Su objeto lo constituye alguna cuestión de tipo familiar, desde los problemas que se derivan de un proceso de ruptura de pareja, hasta los que puedan plantearse en el ámbito de la empresa familiar, reparto de los bienes hereditarios, relaciones intergeneracionales. Este proceso ofrece a los afectados que lo solicitan voluntariamente, la ayuda de una tercera persona, neutra y cualificada para resolver los conflictos matrimoniales, para mediar antes, durante o después de la ruptura.; así como en cualquier otra clase de conflictos que puedan surgir en el seno de la familia, con especial interés en los menores, adolescentes y personas de la tercera edad.
Con este proceso se acaba con el concepto ganador-perdedor, sustituyéndolo por el de ganador-ganador. Las partes resuelven de forma autónoma sus conflictos, estableciendo un entendimiento duradero que tiene en cuenta las necesidades de todos los miembros de la familia, especialmente de los hijos.
Uno de los efectos bien valorados del proceso de mediación, es que neutraliza, en gran medida, los comportamientos agresivos que mantienen las partes enfrentadas. Esto permite reencauzar los vínculos, en vistas al futuro, de la manera más adecuada, facilitando la continuidad de las relaciones entre las personas involucradas en el conflicto.
El objetivo final de la mediación es la redacción de un documento que exprese claramente las intenciones y decisiones de las partes en relación a su funcionamiento futuro, debiendo estar dentro de las normas legales vigentes.
Las actuaciones derivadas del procedimiento de mediación están presididas por la voluntariedad y deben desenvolverse de acuerdo a los principios de flexibilidad, inmediatez, sinceridad, responsabilidad, confidencialidad, ejecución voluntaria y satisfacción.
Su objetivo es ayudar a la pareja que lo pide, a resolver sus problemas con la finalidad de mantener viva la relación.
Muchas veces las personas, ante una ruptura se encuentran perdidas necesitan de una ayuda externa a su entorno, de un profesional que les apoye emocionalmente y les ayude a reorganizar su vida.
Antes, durante y después de una ruptura o crisis familiar, se pueden presentar diversas situaciones, como una mal comprensión de los hechos, inquietud ante la asunción de nuevas responsabilidades, dificultad para comunicarse con los hijos, reacciones emocionales inadecuadas por algunos miembros de la familia, que desencadenan en conflictos y convivencia problemática.
Mediante este servicio se intenta proporcionar a los usuarios, las estrategias y habilidades necesarias para comprender y aceptar su nueva situación, para mejorar las relaciones paterno filiales y con el excónyuge, expareja, para lograr una futura convivencia, lo menos problemática posible.
Su función es orientar a los progenitores sobre la psicología del menor y del adolescente, así como su evolución, procurando de esta manera mejorar la relación entre ambos.
Igualmente se ofrece ayuda a los menores que necesiten de las orientaciones de un psicólogo o pedagogo.
Se trata de una serie de charlas y coloquios realizados con el propósito de orientar a los padres/madres en todo lo relativo al ejercicio de la patria potestad conjunta, y la potenciación de habilidades y actitudes para un ejercicio correcto de los derechos y deberes inherentes a la misma, para la búsqueda de soluciones consensuadas de conflictos.
Los padres o madres que se separan y acuden a esta escuela buscan estrategias, recursos y habilidades que les ayuden a hacer frente a la nueva situación que están viviendo, a afrontar nuevos retos, como pueden ser el miedo a la soledad, la indefensión, la futura relación con la expareja, las relaciones entre padres/madres e hijos.
Con la Escuela de Familia se trata de crear un espacio de encuentro, formación y reflexión donde los padres comparten experiencias con personas que están viviendo su misma situación.
Talleres dirigidos por profesionales, básicamente psicólogos, que tratan de lograr, mediante técnicas de grupo, de autoconocimiento, autoaceptación y autovaloración, que los asistentes superen sus barreras para lograr una buena autoestima e ir superando los desequilibrios personales surgidos con las crisis familiares.
La autoestima es un factor determinante de nuestra persona, ya que nuestras respuestas ante las diferentes situaciones de la vida dependen de quién y de qué pensamos que somos.
Los contenidos planteados para este taller son:
El objetivo es informar y potenciar, las posibles actividades culturales y de ocio entre los miembros de la familia, tras la ruptura de la pareja. Orientar y pautar tanto a padres, abuelos e hijos sobre el modo de relacionarse, de conectar a través del juego y del ocio.
Existe una necesidad manifestada entre padres e hijos, de un tiempo de ocio compartido, pues muchos padres y madres no encuentran ese espacio. Les resulta difícil llegar a acuerdos para la realización de actividades conjuntas, en ocasiones debido a los problemas de comunicación de que adolecen.
Las actividades que se ofrecen pueden agruparse en dos bloques: